La primera visita al dentista debe hacerse entre 1 y 3 años de edad.
Los padres no deben esperar a detectar alguna alteración o a que el niño tenga dolor, ya que en esta visita el odontólogo no sólo tratará de modo precoz cualquier alteración sino que puede detectar algún problema en ciernes que se pueda prevenir.
Además, es positiva una primera visita donde al niño no se le practique ningún tratamiento, ya que ayuda a que este inicie una relación cordial y confiada con el profesional de la odontología y en general con el cuidado de sus dientes.
A diferencia de lo que piensan muchos padres, los primeros dientes o dientes temporales, aunque luego sean sustituidos por los definitivos, deben tratarse cuando tengan caries ya que su infección puede producir alteraciones en el germen del diente definitivo que esta debajo. Pueden suceder también problemas para el espacio de los dientes definitivos ya que una pérdida prematura de un diente hace que exista un hueco en la encía más tiempo del necesario con lo que los dientes vecinos pueden desplazarse y ocuparlo dejando al futuro diente definitivo sin espacio para erupcionar.
A partir de la primera visita es aconsejable llevar el niño a revisiones dos veces al año.
2. Actitud en la clínica dental
En la primera visita a la clínica dental los padres deben acompañar al niño y estar presentes durante la misma.
En ella, el odontólogo hará solo un examen clínico del niño y su historia clínica donde recogerá los datos de filiación (nombre, edad, dirección...), la existencia de enfermedades que tenga el niño, las que a pasado, si esta tomando algún medicamento, los antecedentes en la familia de enfermedades que pudieran tener repercusiones en la boca, etc.
También explicará a los padres la posible necesidad de un tratamiento dental y en lo que consistirá este.
Normalmente, cuando el odontólogo pide al niño que haga algo, éste busca con la mirada a sus padres en busca de aprobación y toda actitud inapropiada de estos dificulta la respuesta del niño. Por ello, en sucesivas visitas los padres no deben pasar al área del sillón odontológico para que el odontólogo pueda establecer una relación directa con el niño sin la mediación de los padres, lo que va a facilitar las respuestas del niño en la consulta dental.
Para que el niño no se sienta abandonado y esté tranquilo es una buena estrategia que la madre deje el bolso o alguna prenda a la vista del pequeño lo que le garantiza que la madre esta fuera esperándolo.
Si a pesar de ello el niño llora los padres no deben inquietarse ya que es una reacción normal a lo desconocido. Si el dentista tiene experiencia en el manejo de los niños sabrá cómo aplacar esta conducta y hacer que el niño no se asuste.
Muchos niños lloran para reclamar la presencia de los padres, por lo que no se debe caer en la trampa de entrar en el consultorio y dejar que el profesional maneje la situación. Hemos de saber que si se requiere nuestra presencia el odontólogo nos va avisar.
Si el niño se porta bien hemos de recompensar su actitud para reforzar este comportamiento en visitas sucesivas. En caso contrario no es recomendable castigarlo ya que esto aumentaría la sensación negativa que el niño tiene ante la visita dental.
3. La importancia de la actitud de los padres
La actitud y comentarios de los padres ante las visitas al odontólogo son captadas rápidamente por los niños.
Por ello los padres tienen una gran responsabilidad en la imagen que el niño se haga de su primera visita al dentista. El primer contacto con el odontólogo es muy importante para la futura actitud del niño ya que repercutirá en su comportamiento en sucesivas visitas a la consulta odontológica.
Lo que nunca hay que hacer
Nunca se debe amenazar al niño con llevarlo al dentista o al médico si se porta mal ya que asociará a estos profesionales con algo malo, con un castigo que no habrían tenido de portarse bien.
Hay padres que después de mentir y amenazar a sus hijos con toda clase de atrocidades que les hará el doctor aún se extrañan de que el niño rompa a llorar apenas ve una bata blanca.
Tampoco se debe llevar al niño a la consulta mediante engaños, ya que pensará que es algún sitio malo cuando sus padres han tenido que engañarlo para que accediera a ir.
Lo que es aconsejable
Los padres deben explicar al niño que el dentista va a ver su boca, y le va a ver cuantos dientes tiene y a hablar con ellos. Conviene obviar palabras como dolor, daño, etc. y no hacer comentarios del tipo "no te va a doler" que hacen al niño ponerse a la defensiva.
Si el niño ha sido colaborador es aconsejable reforzar su buen comportamiento con elogios y algún premio. Y hacerle comentarios positivos sobre el odontólogo, sobre la consulta o sobre los demás niños que esperaban en la consulta.
Es positivo explicarle lo bueno que es haber ido a la consulta para que sus dientes estén siempre sanos y aprovechar para iniciarle en los hábitos de higiene dental.
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Los padres no deben esperar a detectar alguna alteración o a que el niño tenga dolor, ya que en esta visita el odontólogo no sólo tratará de modo precoz cualquier alteración sino que puede detectar algún problema en ciernes que se pueda prevenir.
Además, es positiva una primera visita donde al niño no se le practique ningún tratamiento, ya que ayuda a que este inicie una relación cordial y confiada con el profesional de la odontología y en general con el cuidado de sus dientes.
A diferencia de lo que piensan muchos padres, los primeros dientes o dientes temporales, aunque luego sean sustituidos por los definitivos, deben tratarse cuando tengan caries ya que su infección puede producir alteraciones en el germen del diente definitivo que esta debajo. Pueden suceder también problemas para el espacio de los dientes definitivos ya que una pérdida prematura de un diente hace que exista un hueco en la encía más tiempo del necesario con lo que los dientes vecinos pueden desplazarse y ocuparlo dejando al futuro diente definitivo sin espacio para erupcionar.
A partir de la primera visita es aconsejable llevar el niño a revisiones dos veces al año.
2. Actitud en la clínica dental
En la primera visita a la clínica dental los padres deben acompañar al niño y estar presentes durante la misma.
En ella, el odontólogo hará solo un examen clínico del niño y su historia clínica donde recogerá los datos de filiación (nombre, edad, dirección...), la existencia de enfermedades que tenga el niño, las que a pasado, si esta tomando algún medicamento, los antecedentes en la familia de enfermedades que pudieran tener repercusiones en la boca, etc.
También explicará a los padres la posible necesidad de un tratamiento dental y en lo que consistirá este.
Normalmente, cuando el odontólogo pide al niño que haga algo, éste busca con la mirada a sus padres en busca de aprobación y toda actitud inapropiada de estos dificulta la respuesta del niño. Por ello, en sucesivas visitas los padres no deben pasar al área del sillón odontológico para que el odontólogo pueda establecer una relación directa con el niño sin la mediación de los padres, lo que va a facilitar las respuestas del niño en la consulta dental.
Para que el niño no se sienta abandonado y esté tranquilo es una buena estrategia que la madre deje el bolso o alguna prenda a la vista del pequeño lo que le garantiza que la madre esta fuera esperándolo.
Si a pesar de ello el niño llora los padres no deben inquietarse ya que es una reacción normal a lo desconocido. Si el dentista tiene experiencia en el manejo de los niños sabrá cómo aplacar esta conducta y hacer que el niño no se asuste.
Muchos niños lloran para reclamar la presencia de los padres, por lo que no se debe caer en la trampa de entrar en el consultorio y dejar que el profesional maneje la situación. Hemos de saber que si se requiere nuestra presencia el odontólogo nos va avisar.
Si el niño se porta bien hemos de recompensar su actitud para reforzar este comportamiento en visitas sucesivas. En caso contrario no es recomendable castigarlo ya que esto aumentaría la sensación negativa que el niño tiene ante la visita dental.
3. La importancia de la actitud de los padres
La actitud y comentarios de los padres ante las visitas al odontólogo son captadas rápidamente por los niños.
Por ello los padres tienen una gran responsabilidad en la imagen que el niño se haga de su primera visita al dentista. El primer contacto con el odontólogo es muy importante para la futura actitud del niño ya que repercutirá en su comportamiento en sucesivas visitas a la consulta odontológica.
Lo que nunca hay que hacer
Nunca se debe amenazar al niño con llevarlo al dentista o al médico si se porta mal ya que asociará a estos profesionales con algo malo, con un castigo que no habrían tenido de portarse bien.
Hay padres que después de mentir y amenazar a sus hijos con toda clase de atrocidades que les hará el doctor aún se extrañan de que el niño rompa a llorar apenas ve una bata blanca.
Tampoco se debe llevar al niño a la consulta mediante engaños, ya que pensará que es algún sitio malo cuando sus padres han tenido que engañarlo para que accediera a ir.
Lo que es aconsejable
Los padres deben explicar al niño que el dentista va a ver su boca, y le va a ver cuantos dientes tiene y a hablar con ellos. Conviene obviar palabras como dolor, daño, etc. y no hacer comentarios del tipo "no te va a doler" que hacen al niño ponerse a la defensiva.
Si el niño ha sido colaborador es aconsejable reforzar su buen comportamiento con elogios y algún premio. Y hacerle comentarios positivos sobre el odontólogo, sobre la consulta o sobre los demás niños que esperaban en la consulta.
Es positivo explicarle lo bueno que es haber ido a la consulta para que sus dientes estén siempre sanos y aprovechar para iniciarle en los hábitos de higiene dental.
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