El que los niños quieran permanecer el mayor tiempo posible con sus padres es lo más natural del mundo. Pero ocurre muy seguido que cuando éstos no los acompañan, se muestran muy inseguros, sienten temor y ansiedad, y no pueden hacer nada por sí solos, incluso aquello para lo que ya están en edad de realizar por su propia cuenta. En casos como estos, se evidencia que el niño está creando una dependencia demasiado fuerte hacia los demás, ya sea con sus padres, familiares más cercanos, o adultos en general. Superar esta etapa debe ser de sumo interés, tanto para los papás como para las educadoras en el Jardín de Infancia, cuyo apoyo a la familia en esta labor es fundamental. Algunas pautas para evitar que la inseguridad y el temor sean compañeros de por vida del niño, son:
- Animarlo a que vaya a otras casas a jugar e incluso a pasar la noche.
- Los papás deben despedirse de él siempre antes de salir.
- Inscribirlo en cursos de acuerdo con sus intereses.
- Motivarlo a que realice solo aquellas actividades para las cuales ya está preparado, como lavarse las manos, comer o vestirse.
- Darle la oportunidad de invitar a amiguitos a casa y permitir que jueguen solos.
- Asegurarse de que es el niño y no sus padres quienes están creando esa dependencia, llevados por su deseo de darle protección.
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