Había una vez, dos hermanas pequeñas que se llamaban Irene y Marta y siempre les gustaba ir con su mamá a comprar.
- Mira mamá, ¿Qué fruta es esa? – dijo Irene.
- Cerezas – dijo su madre.
- ¿y esa? – preguntó Maria.
- Manzana –
- ¿y esa? –
- Pera -.
Irene y María eran muy inquietas y también les gustaba hacer toda clase de preguntas, pero tenían un defecto y es que no les gustabas nada obedecer.
Un día cuando fueron de compras con su mamá a la frutería, las niñas salieron corriendo porque vieron unos globos que querían coger. Cuando se dieron la vuelta no vieron a su mamá y se asustaron mucho.
Siguieron corriendo y llegaron hasta una puerta, la atravesaron y vieron que había una selva, entonces vino un mono y les preguntó:
- ¿Qué os pasa?, ¿por qué estáis llorando? –
- Porque no encontramos a nuestra mamá, nos hemos perdido y ahora no sabemos volver a casa-.
- Mala cosa, mala cosa – dijo el mono muy preocupado.
- ¿puedes ayudarnos, por favor? – preguntaron las niñas.
- Bueno, iremos a ver al león que es el rey de esta selva, a ver que puede hacer-.
Y caminaron, y caminaron y caminaron y por fin llegaron hasta una cueva.
- Entremos – dijo el mono – aquí es dónde vive el león -.
- Es que me da un poco de miedo, ¿y si el león me come? – dijo Irene -.
- No te comerá, es un león vegetariano -.
- ¿vegetariano? ¿dónde se ha visto un león vegetariano? – preguntó María.
- En el mismo sitio en que los niños no obedecen a sus papás – dijo el mono enfadado.
- Bueno, bueno no te pongas así, entremos, pero si nos come la culpa será tuya -.
- Uffff… - dijo el mono - ¡que pesadas! -.
- ¿quién hay ahí? – gritó el león con voz grave.
Las niñas muy asustadas respondieron:
- Somos Irene y María, ¿podemos pasar? -.
- ¡Ah… si, Irene y María! Las niñas desobedientes – dijo el león – pasad por favor.
- ¿Cómo sabes quienes somos? -.
- Yo lo sé todo. Aquí llegan muchos niños desobedientes, y ya tengo experiencia en saber quién sois cada uno y si regresareis a vuestras casas o no.
- Pero nosotras solo queremos volver a casa con mamá y papá – dijeron las niñas sollozando.
- Bueno, bueno, niñas no lloréis, sólo tenéis que superar una prueba -.
- ¿es muy complicada? – preguntó Irene.
- Púes según se mire, ¿sois unas niñas listas?-.
- Creo que sí – dijeron.
- ¿y por dónde habéis venido? – dijo el león.
- Atravesamos una puerta y llegamos hasta aquí -.
- ¿y antes de eso que pasó? -.
- Que salimos corriendo porque queríamos coger un globo -.
- ¿y antes de eso? – volvió a preguntar el león.
- Pues mi mamá gritaba – dijo María pensativa.
- ¿y que decía? – preguntó el león.
- Creo que decía “niñas no corráis, os perderéis, ¡venid aquí inmediatamente! -.
- ¿y por qué habéis corrido y no habéis hecho caso a mamá? -.
Irene y María, sin poder dejar de llorar le dijeron:
- Porque somos unas desobedientes, pero prometemos que no lo haremos más, iremos siempre de la mano de mis papás -.
De repente las niñas oyeron la voz de su madre:
- Chiquitinas, ¿Qué hacéis ahí sentadas?¿os habéis caído? -.
Las niñas al ver a su madre se pusieron muy contentas.
- Mami, mami, ¡estás aquí!, te vamos a obedecer siempre, ¿sabes?, vamos a ir de tu mano, y no saldremos corriendo nunca más -.
- Cuanto me alegra oír eso – dijo su mamá - ¿Qué es lo que os ha hecho cambiar de idea? -.
Irene y María contaron todo lo que les había ocurrido a su madre.
- Pero que imaginación tenéis, niñas -.
Y las tres se fueron riendo y jugando a casa.
Colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Autora: María Ortiz Ortega
martes, 4 de marzo de 2008
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